Estas actividades deben durar lo suficiente para que los jugadores tengan el tiempo necesario para comprender y asimilar los contenidos, pero si se extienden demasiado, la concentración disminuye y, desde ese momento, también lo hace la productividad. Esto resulta especialmente importante en el caso de los jugadores más jóvenes.

Realizar actividades de 7 a 10 minutos es un tiempo máximo sugerido antes de cambiar de actividad o de tomar un descanso.

Algunas actividades requieren que los jugadores se concentren más que en otras. Si el entrenador emplea distintas actividades que requieren un alto nivel de concentración en una sesión de entrenamiento, los jugadores se cansarán y se reducirá su concentración.

Por este motivo, es importante programar períodos de descanso psicológico durante la sesión de entrenamiento planificando períodos de descanso completos o usando algunas actividades que no exijan un alto nivel de concentración.

El entrenador debe usar actividades en las que todos los jugadores participen con frecuencia. Por ejemplo, resulta más adecuado evitar sesiones de entrenamiento en las cuales los niños se coloquen en una larga fila para realizar tiros en bandeja y tengan que esperar más de un minuto para su turno de cinco segundos (en ocasiones más si el entrenador detiene la actividad para corregir a alguien). También es más adecuado evitar sesiones de entrenamiento en las que algunos de los jugadores pasen gran cantidad de tiempo sentados mientras sus compañeros juegan un juego.