Observación de la actividad

Una vez que la actividad se encuentre en curso, el entrenador observa para establecer si los jugadores comprenden qué se supone que deben hacer y qué tan bien ejecutan las habilidades. Los entrenadores no deben apresurarse a detener la actividad, incluso si se cometen errores. Cuando sea posible, hable con atletas individuales sin detener la actividad.

Habitualmente, algunos atletas comprenderán la actividad o podrán realizar las habilidades mejor que otros. Aliéntelos a que ayuden a sus compañeros de equipo para que funcione la actividad.

Es un aspecto del cual el capitán del equipo puede hacerse cargo. Con demasiada frecuencia, los entrenadores detienen la actividad por completo para corregir alguna parte de su estructura (p. ej., un jugador se movió a una posición incorrecta).

Cuando resulte posible, realice la corrección mientras se realiza la actividad, especialmente haciendo que los atletas se comuniquen unos con otros acerca de dónde debería realizar un pase o moverse una persona.

Si se debe detener la actividad para hacer una corrección, el entrenador debe centrarse en decir a los jugadores qué hacer, en lugar de describir qué hacían mal. Esto debería remitir a los puntos de enseñanza identificados que se introdujeron al inicio, y luego el entrenador debe reanudar la actividad lo más rápido posible.

A menudo un entrenador puede observar algo durante una actividad que no era un punto de enseñanza específico, pero que considera que necesita corrección. En esta circunstancia, es frecuentemente más adecuado anotarlo y resolverlo en otra actividad, en lugar de detener la actividad.

Retroalimentación: "entrenador suelto"

Durante la actividad, el entrenador debería apresurarse a elogiar a los atletas, especialmente en los casos en que hayan usado el proceso correcto incluso si el objetivo final no se logró (p. ej., se usó una buena técnica en un lanzamiento aunque no se encestara).

Al ofrecer comentarios constructivos, el entrenador debe hacer referencia a los puntos de enseñanza, que es el motivo por el cual es importante usar indicaciones: esto permite que el entrenador ofrezca retroalimentación rápidamente.

Por ejemplo, un entrenador puede usar "codo para arriba" o "codo por encima del ojo" como punto de enseñanza durante un lanzamiento a canasta para hacer hincapié en la forma correcta que debe adquirir el brazo de lanzamiento. Estas palabras pueden transmitirse a un jugador sin detener el ejercicio para recordarle la técnica correcta (p. ej., "Jane, bien hecho. Buena posición alta del codo").

Al aplicar la técnica de "entrenador suelto", los entrenadores deben llamar a un jugador usando su nombre primero para asegurarse de que capten la atención de la persona.

El entrenador no debe actuar como un locutor de radio, que transmite instrucciones a los jugadores minuto a minuto, ya que cuanto más hable el entrenador, más parecerá "ruido de fondo". En su lugar, el entrenador debe brindar un breve elogio o corrección durante la actividad.

Este enfoque se describe como "entrenador suelto", porque el entrenador no detiene la actividad para brindar comentarios. El entrenador también puede proporcionar comentarios más detallados a un jugador individual en momentos en que este no participe en la actividad. Por ejemplo, esperar hasta que el jugador haya finalizado un contrataque antes de corregirlo.

Asistencia a los jugadores para que encuentren ellos mismos las respuestas

Los entrenadores también deben usar preguntas para orientar al jugador de forma que descubra lo que hizo mal (y lo que necesita hacer) en lugar de que el entrenador siempre le diga lo que estuvo mal.

Por ejemplo, analicemos una actividad de aprendizaje de un tiro en bandeja para los niños que juegan Minibasket. El entrenador desea que se paren con el pie derecho hacia adelante al recibir el balón. Un niño hace un tiro en bandeja pero no en la posición deseada. En lugar de ponerlo de manifiesto, el entrenador le pregunta:

  • "¿Con qué pie te paraste?"
  • "¿Qué pie deberías haber usado?"
  • "¿Estás seguro?"

Estas preguntas requieren que el jugador descubra las respuestas por sí mismo y hacen que preste más atención la próxima vez. Quizá la primera vez que el entrenador hace la pregunta, el jugador no sabrá la respuesta porque no estaba prestando suficiente atención, pero su concentración aumentará desde ese momento, al igual que la de sus compañeros de equipo, una vez que comprenda que el entrenador también puede hacerles preguntas.

Este sistema de preguntas puede complementarse recordando al jugador lo que debe hacer inmediatamente antes de comenzar, mediante palabras clave o puntos de enseñanza. ("Pie derecho al atrapar").

Ambas estrategias, las preguntas y los recordatorios, resultan especialmente útiles al hacer frente a habilidades no consolidadas que requieren una atención consciente más intensa o en momentos específicos en los que el entrenador perciba déficit de atención.

Las preguntas deben realizarse después del comportamiento del jugador tan pronto como sea posible (inmediatamente después de que el jugador actúe) y los recordatorios preventivos (con o sin una pregunta) deben preceder inmediatamente a las acciones que les siguen.