Interacción con los árbitros

En la mayoría de los partidos casi no hay motivos para que el entrenador interactúe con los árbitros.

Si el entrenador se la pasa todo el partido quejándose con los árbitros y cuestionando las decisiones, no debe sorprenderse si los jugadores también se centran en las decisiones de los árbitros; los jugadores (y los padres) imitarán al entrenador. En el baloncesto juvenil, el entrenador debe tener una interacción muy limitada con los árbitros y, en cambio, debe focalizar en su propio equipo.

Al interactuar con los árbitros, los entrenadores deben:

  • darse la mano con los árbitros antes y después del partido;
  • si es necesario para aclarar la interpretación de una regla o llamar la atención del árbitro sobre un tema, hacer una pregunta específica y aceptar la respuesta del árbitro;
  • en vez de gritarle al árbitro durante el partido, el entrenador debe esperar a que se produzca una pausa y, luego recién, hacer su pregunta con cortesía;
  • los entrenadores deben aceptar y esperar que los árbitros cometan errores en todos los partidos (en este punto, son como los jugadores y los entrenadores);
  • los entrenadores también deben reconocer que la mecánica de posicionamiento en la cancha que siguen los árbitros está diseñada para que tengan la mejor vista posible del partido. La posición en la que se ubica el entrenador casi siempre es diferente de la del árbitro (y no es necesariamente tan buena).

Interacción con los árbitros de mesa

Durante el partido, los entrenadores interactuarán con los árbitros de mesa, ya sea para pedir un tiempo muerto, consultar cuántas faltas tiene un jugador determinado o intentar aclarar si hubo un error con el marcador o con el reloj.

En muchos casos, los árbitros de mesa serán voluntarios; sin embargo, independientemente de su nivel de experiencia, el entrenador debe ser cortés al hablar con ellos. En particular, aunque el entrenador se puede sentir frustrado por lo que suceda en la cancha, al pedir un tiempo muerto, no debe gritarles a los árbitros. Tampoco debe gritar desde el banco, sino que tiene que caminar hasta la mesa y solicitar el tiempo muerto.

Si el entrenador considera que la mesa cometió un error, debe esperar a que se produzca una pausa en el juego y luego debe pedir que se aclare lo que le parece incorrecto. El entrenador también puede acercarse al árbitro, nuevamente durante una pausa del partido, y pedirle que investigue. En caso de que fuera necesario, el entrenador debe pedir un tiempo muerto (para detener el partido) y luego hablar con los árbitros.

No corresponde gritarles a los árbitros de mesa, especialmente cuando el partido continúa; además, podría generar otros errores ya que los árbitros se distraen de lo que deberían estar haciendo por el comportamiento del entrenador.

Los entrenadores deben recordar la importancia que tienen como ejemplo. Es posible que la mesa cometa errores, al igual que es posible que los cometan los jugadores, los entrenadores y los árbitros. El entrenador siempre debe recordar ese contexto. Su función siempre debe ser trabajar con su equipo, para controlar lo que se puede controlar.