Esto tiene una variedad de elementos:

  • Enseñar de manera segura haciendo uso de actividades que resulten adecuadas según la habilidad de los atletas, su comprensión del juego y sus capacidades físicas.
  • Garantizar que en la cancha no haya obstáculos peligrosos ni ningún tipo de riesgo.
  • Generar un entorno libre de acoso, ya sea entre los miembros del equipo o de alguien que no pertenezca a este.

Algunas de las estrategias que el entrenador puede aplicar para ofrecer un entorno seguro son las siguientes:

  • Revisar la cancha antes de la práctica y los partidos, y quitar toda basura u obstáculo.
  • Si hay agua en la cancha, limpiarla con una toalla y luego revisar el área nuevamente para establecer si hay una gotera continua. En caso de que así sea, el entrenador debe alterar las actividades de modo que los jugadores no se aproximen al área y marcarla (p. ej., con conos).
  • Teóricamente una cancha tendrá al menos 1 metro de separación desde las líneas laterales y cualquier obstáculo (p. ej., la tribuna o la pared). Si no existe este grado de separación, no use la cancha completa en las actividades (p. ej., considere a la línea de tres puntos como una línea lateral).
  • Si hay polvo en la cancha, verifique si puede barrerse. Tener una toalla húmeda en la línea lateral en la que los jugadores puedan limpiarse los pies también ayuda a reducir el riesgo de que se resbalen.
  • Elegir actividades en función del nivel de experiencia y habilidad de los jugadores, no simplemente de su edad. En las actividades competitivas, plantéese agrupar atletas con habilidades similares o que sean de un tamaño físico similar.

El entrenador debe tratar a todos los atletas con respeto y no debe menospreciarlos ni degradarlos. Al corregir a un atleta, el entrenador debe hacerlo de una manera positiva, centrándose en lo que el atleta necesita hacer. El entrenador debe evitar el sarcasmo, ya que los niños pueden malinterpretarlo.

De manera similar, el entrenador debe regular la forma en que los jugadores se hablan unos a otros, y cómo se tratan entre sí. A menudo un niño que se siente "hostigado" no dirá nada al entrenador sobre cómo se siente, pero eso no significa que no le afecte considerablemente.

En ocasiones el comportamiento puede ser bienintencionado y no tener el objetivo de herir; sin embargo, ser molestado por no ser tan bueno o errar un lanzamiento (p. ej.) definitivamente puede herir sus sentimientos.

El entrenador debe dar el ejemplo y dejar en claro que dichos comentarios no se tolerarán.

Con frecuencia el acoso es sutil y puede ser simplemente críticas de los jugadores hacia un compañero. El entrenador debe dejar en claro que no se tolerarán los comentarios negativos, ya sea que se realicen en la práctica, lejos de ella (p. ej., en la escuela) o por Internet.

Es posible que algunos jugadores no se ofendan ni molesten cuando un compañero de equipo los critique. No obstante, aun así el entrenador debe abordar este comportamiento y aclarar que es inaceptable (aunque no se haya efectuado ninguna queja). Si el entrenador no actúa, la cultura del equipo implicará la aceptación de este comportamiento.