Hablar lo menos posible

El entrenador debe presentarse al inicio del partido, desearles lo mejor y luego darles las gracias al final del partido. En particular, cuando se entrena a jóvenes, este puede ser el alcance de la comunicación con los árbitros.

Gritar es una distracción

Es probable que haya momentos en los que el entrenador desea aclarar una decisión que ha tomado el árbitro o intentar obtener otro tipo de información. Gritarle al árbitro durante el partido no es una manera adecuada de plantear el asunto y probablemente lo distraiga de su tarea durante el partido que se está desarrollando.

En cambio, el entrenador debe esperar a que haya una pausa en el partido y hablar con el árbitro en tono conversacional. Si la preocupación del entrenador se relaciona con el puntaje o los tiempos, esto hay que planteárselo a la mesa de anotadores y ellos notificarán a los árbitros si es necesario.

Haga una pregunta

Una vez el entrenador tenga la atención del árbitro, debe hacer las preguntas que desee. Es poco probable que resulte útil decir simplemente "eso fue falta" o "¿no vio que se movió el bloqueador?".

En cambio, el entrenador debe hablar con el árbitro para:

  • Buscar aclaraciones respecto a una regla que se ha estipulado (lo cual puede incluir decisiones tomadas y no tomadas) (p. ej. “mi jugador estaba parado mucho antes de que el tirador comenzara su tiro en bandeja, entonces ¿por qué se cobrópito una falta en bloqueo?”).
  • Dirigir la atención del árbitro hacia algo y pedirle que lo examine (p. ej. los jugadores se están moviendo cuando preparan el bloqueo).
  • Plantear una inquietud con respecto al puntaje o los tiempos (aunque esto debería plantearse primero ante la mesa de los anotadores).

Pregunta planteada, pregunta respondida

Una vez el entrenador ha formulado una pregunta, debe aceptar la respuesta. Es probable que no esté de acuerdo con esta (en especial, si era una cuestión de interpretación, "en bloqueo" o "en ataque"), pero repetir la misma pregunta varias veces no resulta productivo.

Tiene poco sentido discutir con el árbitro. Por ejemplo, es posible que el entrenador considere que hubo contacto y que se debería cobrar una falta. El árbitro puede explicar que no vio el contacto ilegal. El hecho de que el entrenador insista en que cree que fue una falta no cambiará la decisión del árbitro.

La atención del entrenador debe centrarse en el esfuerzo de sus jugadores y el equipo. Al igual que la fábula del “pastor mentiroso”, cuantas más preguntas y quejas plantee el entrenador a los árbitros, menos probable será que estos consideren que el entrenador está en lo cierto y que consideren lo que dice.

La comunicación respetuosa es fundamental

La clave para tener una buena relación con los árbitros es la misma que en una relación interpersonal, y los entrenadores deberían intentar construir relaciones durante la temporada o el torneo.

Es fundamental ser respetuoso con el árbitro y el rol que este tiene. El entrenador debería conversar con el árbitro, no intentar darle órdenes o recriminarle cosas.

Antes del partido, el entrenador tiene una oportunidad excelente de entablar una buena relación con el árbitro y plantearle lo que le preocupe. Por ejemplo:

  • “La última vez que jugamos con este equipo, hubo mucho contacto en el poste y nos pareció que los jugadores nos empujaban fuera de nuestra posición”.
  • “Me he fijado durante la temporada que les está dando mucha latitud a los defensores en el poste y se les está

permitiendo empujar a los atacantes en el poste. ¿Ha habido instrucciones con respecto a esto?”

  • Puede preguntarle al árbitro: ¿qué le parece la temporada? ¿Ha identificado alguna tendencia en particular?” 

Interacción con los árbitros

Un entrenador es responsable por la conducta del personal y a los jugadores del equipo, y el comportamiento del entrenador puede tener un impacto significativo en el de los aficionados y los espectadores.

Por ejemplo, si los árbitros distraen a un jugador y, en especial, si este se queja ante ellos, el entrenador debería actuar. Esa acción podría ser cualquiera de las siguientes:

  • Presente la inquietud del jugador a los árbitros, por ejemplo, “mi base siente que el jugador n.º 5, que usa constantemente las manos para verificar su ubicación, lo está empujando demasiado. ¿Podría estar atento a eso?”
  • Quite al jugador del partido para que “se calme”. Es mucho mejor que el entrenador haga esto y no que el árbitro se cobre una falta técnica.
  • Cambie las tácticas para liberar al jugador de una situación en particular, p. ej. cambiar a “ataque de 5 abiertos” si al jugador le preocupa el contacto en el poste.

El entrenador también puede influir sobre la conducta de los espectadores, y el ejemplo más obvio de esto es que cuanto más se queje el entrenador a los árbitros, más espectadores verán eso como una acción aceptable y harán lo mismo.

En cambio, lo que el entrenador debe hacer es establecer la expectativa de que los espectadores del equipo centren su energía en apoyarlo de forma positiva, en lugar de comentar las decisiones de los árbitros.

Esperar errores

Los árbitros cometen errores en todos los partidos, al igual que los jugadores y los entrenadores. Los árbitros trabajan de forma conjunta como equipo para “cubrir” toda la cancha. El básquetbol es un juego rápido y, a veces, los jugadores se mueven más rápido que los árbitros, pero, por lo general, los árbitros están en mejor posición que el entrenador para ver qué sucedió.

Los árbitros toman cientos de decisiones en cada partido, en su mayoría, en una fracción de segundo, y tienen poco tiempo para pensar en la última decisión antes de tener que tomar otra.

Si cometen errores, los árbitros (al igual que los jugadores) deben concentrarse en la “siguiente jugada”. Los entrenadores deberían ayudar en esto comunicando lo que necesiten expresar en un momento oportuno y de manera adecuada, y asegurarse de que sus jugadores se comuniquen también de manera adecuada (si se comunican) con los árbitros.