Algunos aspectos que el entrenador debería anotar son los siguientes:

  • Toda lesión que se haya producido u otro tipo de incidente (p. ej., una discusión entre jugadores). Esto es particularmente importante con los jugadores juveniles, de modo que el entrenador pueda hablar con los padres, si es necesario.
  • Toda actividad que se haya planeado pero no realizado.
  • Puntos logrados en cualquier actividad (p. ej., cantidad de tiros en bandeja hechos en dos minutos), que se pueden comparar con entrenamientos posteriores para medir la mejora.
  • Toda habilidad o concepto en los que el entrenador desee trabajar en entrenamientos posteriores (ya sea para el equipo completo o para jugadores individuales).
  • Toda actividad que funcionara particularmente bien (tal vez porque los jugadores realmente la disfrutaron) y el entrenador desea usarla nuevamente.
  • Toda actividad que no funcionara bien (tal vez porque se explicó de manera inadecuada o no logró la intensidad que esperaba el entrenador), con sugerencias sobre cómo podría mejorar.

Esta simple revisión ayudará al entrenador a preparar el siguiente entrenamiento, y lo importante es que se logre continuidad entre un entrenamiento y lo otro. Cuanto mejor conozcan los jugadores las actividades que se emplean, menor tiempo se requiere para llevarlas a cabo (ya que el entrenador no necesita explicar la actividad), aunque tener cierta variedad ayuda a reducir el exceso de confianza.