Los entrenadores deben ser realistas al determinar las actividades que se realizarán en la sesión de entrenamiento, y tener en cuenta lo siguiente:

  • el nivel de habilidades de los jugadores;
  • la cantidad de tiempo disponible para cada actividad;
  • los "puntos de enseñanza" específicos que se recalcarán en cada actividad. Con frecuencia es posible usar una sola actividad para enseñar una variedad de habilidades diferentes;
  • la simplicidad de la actividad. En general, la actividad más simple debe tener prioridad respecto de actividades más complejas. El entrenador también debe tener en cuenta si la actividad se usó previamente con el equipo. Cuanto más familiarizado esté el equipo con una actividad en particular, menor será la carga psicológica;
  • la integración de la actividad en el marco de trabajo general de la sesión; la actividad que se adecue mejor debe tener prioridad.

Etapas de una sesión de entrenamiento

En general, una sesión de entrenamiento debe dividirse en tres etapas:

  • En la primera etapa, el objetivo consiste en preparar a los jugadores para que estén listos en los aspectos físicos y psicológicos cuando lleguen a la etapa principal del entrenamiento. En este punto, se deben incluir actividades de calentamiento sin el balón, tales como correr, estirar, etc., y actividades simples con el balón (poca carga física y psicológica) que, de manera paulatina, requieran mayor concentración y esfuerzo físico.
  • En la segunda etapa, el entrenador debe incorporar los objetivos principales de la sesión, aquellos que requieren mayor esfuerzo físico y psicológico, y combinar actividades de mayor o menor intensidad física y psicológica. Es aquí donde tiene lugar el mayor grado de enseñanza.
  • En la tercera etapa, el entrenador debe reducir progresivamente la intensidad física y psicológica, aunque no necesariamente de manera simultánea. En consecuencia, en la primera parte de la tercera etapa, puede incluir un ejercicio intensivo en términos físicos que requiera poca concentración. O bien, puede organizarla al revés: un ejercicio intenso en términos psicológicos con una baja carga de trabajo físico (p. ej., un concurso de lanzamientos a canasta). Así, resultaría adecuado finalizar con ejercicios que requieran poco esfuerzo físico y mental, por ejemplo, ejercicios básicos de estiramiento.

El entrenador debe decidir cuáles serán las metas principales de la sesión de entrenamiento y, en función de ello, seleccionar el contenido que se incluirá y los ejercicios más adecuados, teniendo en cuenta el tiempo disponible y las cargas físicas y psicológicas que considere más adecuadas en un momento dado.

En general, las metas de una actividad se pueden agrupar en cuatro bloques principales:

  • Aprendizaje: el objetivo es que los jugadores aprendan o perfeccionen nuevas habilidades, tanto aspectos fundamentales técnicos (pasar el balón, botar, tirar, etc.) como habilidades tácticas (estrategias de 1 contra 1, 2 contra 2 o 3 contra 3, etc.).
  • Repetición: practicar habilidades que ya hayan dominado los jugadores a fin de consolidarlas y perfeccionarlas. Estas actividades también se pueden usar para generar un cambio fisiológico, según resulte necesario (p. ej., lanzar una serie de veinte tiros o correr y pasar el balón durante un período de diez minutos). Es importante que la repetición se realice en contexto, por ejemplo, hacer que alguien se pare delante de un lanzador ayudará a que este último levante el arco del tiro.
  • Exposición a condiciones reales de partido: el objetivo en este caso es que los jugadores entrenen en condiciones reales de partido (principalmente condiciones estresantes), de modo que se habitúen a ellas.
  • Preparación de juegos específicos: el objetivo consiste en preparar al equipo para que se enfrente a rivales específicos que presenten dificultades determinadas.

En el caso de atletas menores de 12 años de edad, predominarán las actividades de aprendizaje y, en menor grado, las metas de repetición. No resulta adecuado dedicar tiempo de entrenamiento a las otras dos áreas.

Para los equipos compuestos por jugadores de entre 13 y 14 años de edad, el aprendizaje y la repetición deben predominar, pero los jugadores también pueden practicar habilidades perfeccionadas en condiciones de partido no estresantes. Sin embargo, para este grupo de edad no es adecuado dedicar tiempo de entrenamiento para prepararse para partidos específicos.

Para los equipos compuestos por jugadores de entre 15 y 18 años de edad, se deben combinar de manera adecuada el aprendizaje, la repetición y la exposición a condiciones de partido, así como también la preparación específica para partidos. Los ejercicios de aprendizaje generalmente se deben realizar a principios de la sesión de práctica (cuando la carga psicológica haya sido baja) o después de un descanso.

El contenido incluido en las sesiones de entrenamiento debe corresponderse con las metas de dicha sesión (p. ej., el perfeccionamiento del juego de pies en una defensa de 1 contra 1; la repetición de pases ya dominados, etc.).

Las actividades bien planificadas son esenciales para aprovechar al máximo el tiempo de entrenamiento. Una sesión compuesta por actividades adecuadas y bien combinadas beneficiará a los jugadores mucho más que una sesión de actividades inadecuadas o con una coordinación deficiente.

Con cada actividad que use el entrenador, este debe identificar claramente los "puntos de enseñanza". Estos son los aspectos en los que hará hincapié para que realicen los jugadores. Se trata de "metas de procesos" y constituyen la base de la evaluación de los jugadores.

Al planificar el entrenamiento, el entrenador debe planificar también cuánto tiempo se usará para "presentar la actividad". En términos simples, esto supone explicar brevemente la actividad que se realizará y explicar los puntos de enseñanza, que son los aspectos específicos en los que el entrenador desea que los jugadores se concentren.

Las explicaciones dadas deben ser muy breves. Los jugadores no pueden quedarse quietos durante un largo período de tiempo escuchando explicaciones extensas. Si una actividad durará 10 minutos, no se deben dedicar más de dos minutos a presentarla. Muchos entrenadores intentarán restringir la cantidad de tiempo utilizado para dar instrucciones a los atletas durante la práctica a 1 minuto (la duración de un tiempo muerto) o 2 minutos (breve descanso entre cuartos).