Los entrenadores no deberían ver a sus jugadores como piezas de ajedrez a las que pueden mover a su gusto. Los jugadores pequeños no son peones del entrenador que este simplemente mueve y dirige. Son personas que tienen y conocen sus derechos. Ningún entrenador será respetado si él, a su vez, no respeta a sus atletas.

Un enfoque centrado en el atleta reconoce que a través del deporte los entrenadores juegan un rol central en el desarrollo de los niños que impactará en todas las áreas de sus vidas, y que es a través de su experiencia que los entrenadores contribuyen al cumplimiento de los objetivos de los atletas. Entrenar ya no es más, si es que alguna vez realmente lo fue, una cuestión del éxito del entrenador. Los logros del entrenador son simplemente un reflejo del éxito del atleta.

Derechos del jugador

En la actualidad está ampliamente aceptado y se reconoce que los jugadores, en particular los juveniles, tienen los siguientes derechos:

  • el derecho a participar en competiciones deportivas;
  • el derecho a participar en competiciones cuyo nivel es adecuado a las habilidades de cada niño;
  • el derecho a tener un entrenador calificado;
  • el derecho a jugar como un niño o adolescente y no como un adulto;
  • el derecho a participar en la toma de decisiones relacionadas a su actividad deportiva;
  • el derecho a realizar la actividad en un ambiente seguro y saludable;
  • el derecho a recibir una preparación adecuada para ser capaz de competir;
  • el derecho a ser tratado con dignidad;
  • el derecho a divertirse mientras practica un deporte.

A partir de los derechos, se reconocen cuatro principios orientadores que los entrenadores deben aceptar y que, cuando se cumplen, conducen a un comportamiento adecuado en el deporte.

Los entrenadores además deberían hacer responsables a los padres y atletas de respetar también estas conductas:

  • Justicia
  • Respeto
  • Responsabilidad
  • Seguridad

La justicia no implica, por ejemplo, que todos los jugadores tengan exactamente el mismo tiempo en cancha, aunque este podría ser el enfoque que tome el entrenador, en especial con los jugadores más pequeños. Sin embargo, la justicia sí exige que el entrenador sea abierto y "transparente" sobre cómo toma las decisiones.

No sería justo impedir que un jugador juegue porque no asistió al entrenamiento, salvo que primero el entrenador haya establecido la expectativa de que todos los jugadores deben asistir a los entrenamientos y que no hacerlo significará no jugar.

Estos principios orientadores se aplican del mismo modo en contextos más allá de los deportivos y son lecciones importantes que los atletas deben aprender.

9
International Sport Coaching Framework, Versión 1.2. Human Kinetics, p. 9.