Aunque el ataque fomenta el movimiento, los equipos jóvenes generalmente tendrán jugadores que se quedan quietos mientras toman una decisión.

Los entrenadores deben tener cuidado de no perder el foco del estilo de ofensiva por movimientos, que consiste en reaccionar a lo que haga la defensa, en vez de usar movimientos predeterminados. En consecuencia, el entrenador debe adoptar una actitud flexible, que permita a los jugadores desviarse del conjunto de reglas. Lo que está implícito en esto (especialmente con los equipos jóvenes) es que el entrenador también debe aceptar que a veces los jugadores tomarán decisiones incorrectas.

Para ayudar a los jugadores a desarrollarse, los entrenadores deben:

  • Preguntar al atleta por qué tomo esa decisión en vez de decirle inmediatamente que se equivocó. Recordando que el entrenador tiene una perspectiva diferente de la cancha que los jugadores, el jugador literalmente puede haber visto la situación de manera diferente y, por ende, tomó una decisión diferente de la que habría tomado el entrenador.
  • Concentrar la atención de los jugadores en seguir jugando; cuanto más rígidas sean las reglas de movimientos de ataque, más probabilidades hay de que un jugador haga movimientos incorrectos que detendrán otros jugadores, sin saber luego cómo reaccionar.
  • Dar muchas oportunidades en la práctica para que el equipo juegue en situaciones de oposición con defensa enérgica. Cuanto más detenga el entrenador las actividades en la práctica, menos podrán reaccionar los jugadores ante lo que sucede durante un partido.
  • Reforzar la idea en los atletas de que está bien cometer errores. Como nos recuerda el entrenador Dean Smith19 , “qué hacer con un error: admitirlo, aprender de él y olvidarlo”.

 

 

19
El entrenador Smith fue el entrenador principal del programa masculino de la Universidad de North Carolina durante 36 años, donde sus equipos ganaron 2 campeonatos NCAA y en total obtuvieron una relación entre victorias y pérdidas del 77,6% (879 victorias, 254 pérdidas).