El entrenador se centra en "por qué" suceden las cosas (p. ej., cómo hizo el jugador para desmarcarse y recibir un pase) y cómo influir en lo que pasará luego (p. ej., cómo hacemos para impedir que el jugador se desmarque), mientras que el aficionado se focaliza más en "qué" pasó (es decir, quién anotó).

Algunos jugadores o entrenadores instintivamente tienen una mejor "intuición" del juego que otros; sin embargo, todos pueden desarrollar su comprensión del juego. La mejor forma de lograrlo es ver los partidos y analizarlos con otros entrenadores o jugadores.

Lamentablemente, la cobertura televisiva de los partidos tiende a focalizar mucho en el balón, lo que reduce la capacidad de ver cómo se desarrolla el juego en su conjunto. Normalmente, si se puede, es mejor ver los partidos en la cancha. Tomar notas durante el partido puede ser de ayuda, aunque frecuentemente hará que el entrenador pierda partes del partido mientras escribe. Si el entrenador quiere hacer anotaciones, lo mejor es hacerlo durante los intervalos del partido.

Cuando ve un partido, el entrenador puede decidir observar a ciertos jugadores en particular y seguir sus movimientos sin el balón (lo que para la mayoría de los jugadores representa la mayor parte de su tiempo en cancha). A veces, los jugadores influyen en el partido a pesar de no recibir el balón (p. ej., un jugador que hace un corte puede atraer hacia sí un defensor de ayuda y hacer que un compañero quede libre).

Un entrenador puede interesarse por la táctica específica que utiliza un equipo; sin embargo, es posible que esté más interesado en cómo (y cuándo) el equipo cambia esa táctica y qué efecto provoca en el ritmo y dinamismo del partido. Analizar esto con colegas también desarrollará la comprensión del entrenador, ya que obtendrá una percepción de cómo los otros entrenadores "leen" el partido e intentan influir en lo que está sucediendo.