El entrenador debe asumir una actitud constructiva al entrenar a los jugadores jóvenes. Para ello, el entrenador debe hacer lo siguiente:

  • generar un entorno agradable en el cual predominen desafíos atractivos y posibles, y comentarios positivos;
  • aceptar el hecho de que los errores de los jugadores son parte del entrenamiento y que siempre los habrá;
  • comprender que cada jugador juvenil aprende a su propio ritmo y el entrenador debe ayudar a cada uno, respetando ese ritmo, sin subestimar a quienes aprenden con mayor lentitud o con mayores dificultades.

También es importante reconocer los distintos métodos de aprendizaje y presentar información de maneras diferentes para facilitar los diferentes estilos de aprendizaje.

  • Siempre tener una perspectiva realista sobre lo que un entrenador puede hacer y debería exigir a los jugadores.
  • Valorar y recalcar los esfuerzos realizados por los jugadores más que los resultados obtenidos. Si los jugadores lo intentan y el entrenador controla el proceso de entrenamiento, tarde o temprano verá una mejora.
  • Centrarse en lo que los jugadores hacen bien y qué desea que hagan, no en lo que podrían hacer mal.
  • Ser paciente cuando las cosas no salen como se prevé y alentar a los jugadores a que lo intenten de nuevo.

Un factor clave para desarrollar un entorno positivo consiste en no obsesionarse ni enfocarse en lo que los jugadores no puedan hacer y, en su lugar, hacer hincapié en lo que sí puedan hacer.

Esto incluye reconocer las mejoras cuando se produzcan, incluso si la meta final aún no se ha alcanzado.

Un ejemplo de esto es un entrenador que trabaje con los jugadores para lograr que "miren hacia arriba" al botar el balón para que vean a sus compañeros de equipo de modo que puedan pasar el balón. ¡Cualquiera que haya observado a los jóvenes jugadores de básquetbol sabrá de su tendencia a botar, botar y botar!

Cuando un jugador efectivamente mira hacia arriba e intenta un pase, debe ser reconocido por el entrenador, incluso si el pase no fue exitoso.

Los padres también pueden desempeñar un papel clave en el desarrollo de un entorno positivo. Los padres no necesariamente han jugado al baloncesto y de hecho es posible que no sepan mucho sobre el mismo.

Para estos padres es natural evaluar el "éxito" en función de si el equipo gana o no, o si se hizo una canasta.

Los entrenadores deben mantener a los padres informados sobre las habilidades que practica el equipo, de modo que puedan compartir el disfrute cuando haya una mejora de una habilidad en particular.