Las habilidades no se desarrollan por accidente, y el entrenador debería tener un "Plan de desarrollo profesional".

Un entrenador debería hacerlo independientemente de si sigue una "carrera" como entrenador o no: "profesional" se refiere igualmente a cómo enfocan su entrenamiento y si reciben paga o no.

Desarrollar un plan

Los entrenadores deberían hacer lo siguiente:

  • evaluar sus fortalezas así como identificar las áreas por mejorar (a lo largo de todos los aspectos del rol de entrenador). Pedir la opinión de entrenadores asistentes, jugadores y colegas entrenadores puede ayudar a obtener información para esta evaluación;
  • identificar experiencias que pueden ayudar a desarrollar sus habilidades de entrenamiento. Estas pueden provenir de otro aspecto de sus vidas (p. ej., participar en la preparación de planes en el trabajo también puede ayudar al entrenador a preparar planes para su equipo);
  • leer las historias de otros entrenadores y líderes, y analizar las experiencias que moldearon la vida y el éxito de esas personas. La intención no es poder "copiar" algo que otro entrenador exitoso hizo ni la trayectoria que tuvo otro entrenador. Sino es ayudar a que piensen lateralmente sobre sus experiencias, que sin duda ya los están moldeando, y reflexionar sobre qué experiencias pueden ayudarles en el futuro.

Al igual que con el plan anual para su equipo, el entrenador debe empezar con una evaluación de sí mismo: ¿qué competencias tiene y qué necesita mejorar? Las siguientes áreas deberían incluirse en esta evaluación:

  • Conocimiento técnico: cuán actualizado es el conocimiento del entrenador (en relación al nivel que entrenan)
  • Comunicación
  • Finanzas: habilidades presupuestarias básicas
  • Planificación: establecer, alcanzar y revisar objetivos
  • Desarrollo de relaciones: lo bueno que es el entrenador para animar a todos a participar
  • Manejo de conflictos
  • Toma de decisiones difíciles
  • Manejo del estrés y la relajación: si el entrenador les "pasa" su estrés a los jugadores

Priorizar acciones

El entrenador luego debe priorizar aquellas áreas en las que identificó la necesidad de mejorar, y la mayoría de los entrenadores rápidamente identificarán una variedad de áreas por mejorar, además de experiencias que pueden ser beneficiosas.

Sin embargo, pocos entrenadores cuentan con los recursos para poder hacer todo lo que identifican y el recurso más limitado de un entrenador es generalmente el tiempo. Para ayudar a un entrenador a priorizar las acciones, debería utilizar un método como el modelo "ABC" para distribuir las prioridades.

Prioridad

A

Abordar una debilidad que afecta mi forma de entrenamiento actual

60%

B

Bueno sería mejorar en esta área antes de obtener mi próximo puesto

30%

C

Continuar sin interrupción mi perfeccionamiento me hace un mejor entrenador

10%

La columna final indica cuánto de los recursos de un entrenador (que incluye el tiempo) debería destinarse inmediatamente a esa prioridad. Cabe destacar que el entrenador no debe dedicar todos sus recursos solo a la prioridad A. Hacerlo implicaría que las prioridades B y C nunca recibirían ninguna atención.

Actividades de desarrollo

Es posible que la federación nacional o el ente regional cuenten con recursos que el entrenador pueda usar para colaborar en su desarrollo. La Asociación Mundial de Entrenadores de Baloncesto (WABC) regularmente organiza clínicas de entrenamiento en distintos países del mundo y las federaciones a menudo tienen cursos o clínicas de entrenamiento. Más información puede obtenerse a través de la plataforma educativa para entrenadores de la WABC.

Sin embargo, el entrenador no debe limitarse a buscar opciones dentro del básquetbol; es posible que otros grupos sociales o deportivos ofrezcan cursos que pueden ser beneficiosos para un ambicioso entrenador de básquetbol. Puede haber cursos de estudio formales que el entrenador puede tomar que ayudarán en su tarea de entrenamiento (no limitados a cursos específicos de entrenamiento deportivo), pero igualmente habrá un amplio espectro de actividades que pueden ser beneficiosas.

También puede ser de utilidad para el entrenador desarrollar una comprensión del baloncesto desde la perspectiva de los árbitros o los administradores. Hacer un curso para árbitros y arbitrar algunos partidos puede ayudar al entrenador a comprender cuán ardua es esta tarea y apreciar las diferentes responsabilidades que el árbitro y el juez tienen en un partido de baloncesto, o bien la mecánica de arbitrar, que establece la posición en la cancha y las áreas de responsabilidad de cada árbitro[1].

De manera similar, ayudar a los administradores a organizar un torneo o a manejar un equipo puede dar al entrenador una perspectiva de las dificultades que enfrentan los administradores (sean voluntarios o reciban una remuneración).

Esto puede además ayudar al entrenador a entender qué puede hacer para facilitar el trabajo del administrador, lo que a su vez lo ayudará a entablar una buena relación con los administradores.

En todos los niveles de entrenamiento, llevarse bien con los administradores (y los gerentes de equipo) ayudará mucho al entrenador. 

Ser un entrenador asistente

Una de las estrategias más subestimadas en el desarrollo de las habilidades de entrenamiento es ser el asistente de un entrenador experimentado, en especial si este parece tener un estilo de entrenamiento diferente. Trabajar con otro entrenador puede ayudar a mejorar el conocimiento técnico del juego; sin embargo, también puede ser instructivo ver como distintos entrenadores manejan (y evitan) los conflictos, entablan la relación con los jugadores y administradores, y llevan a cabo la gran variedad de tareas que son responsabilidad del entrenador.

La función del entrenador asistente es básicamente ayudar a mejorar el rendimiento del equipo más allá de lo que sería si el asistente no estuviera. Esto podría implicar que los jugadores reciban más retroalimentación durante el entrenamiento porque hay más entrenadores "en la cancha", o es posible que un próximo rival pueda ser "estudiado" porque el asistente puede hacer esto mientras el entrenador principal cumple otra tarea.

Un entrenador asistente debe hacer comentarios y sugerencias y dar ideas al entrenador principal, y no debe desanimarse si este decide no seguir alguna (o ninguna) de las sugerencias del asistente en particular.

Esto no significa que la sugerencia no haya sido buena ni que el entrenador principal no la aprecie, simplemente significa que el entrenador principal tomó una decisión diferente.

Los entrenadores asistentes deben ser leales al entrenador principal y asegurar que la retroalimentación y los mensajes que dan coinciden con los del entrenador principal. Aun si el entrenador asistente tiene una visión distinta a la del entrenador principal, cuando este toma una decisión, el entrenador asistente debe convertirse en un defensor de tal decisión.

Si el entrenador asistente no está seguro sobre lo que quiere el entrenador principal, es apropiado responder la pregunta de un jugador diciendo "no sé, voy a hablar con el entrenador principal y después te contesto".

Para ser un asistente eficaz, un entrenador debe aprender cómo y cuándo el entrenador principal quiere recibir sus comentarios. La forma más fácil de aprender esto es preguntar: es posible que algunos entrenadores principales quieran que el asistente les pase las ideas o sugerencias apenas se le vengan a la mente, mientras que otros pueden preferir que el entrenador asistente espere hasta que le pidan su opinión.

Ninguno de los enfoques es incorrecto, pero es obviamente importante que el entrenador asistente comprenda cuál es la preferencia del entrenador principal.

Enseñar a los que enseñan

Participar en la presentación de clínicas o cursos de entrenamiento también podría ayudar a un entrenador a identificar áreas para su propio perfeccionamiento. Al fin y al cabo, "para ser docente, primero hay que ser estudiante".

Dirigir una clínica de entrenamiento no es lo mismo que enseñar a los jugadores porque el foco de la clínica de entrenamiento está en cómo enseñar un concepto, no en cómo ejecutarlo. Es una diferencia sutil, pero dirigir una clínica de entrenamiento realmente exige que el entrenador:

  • presente la información en un orden lógico, que podría ser diferente a cómo se haría en una sesión de entrenamiento. Por ejemplo, es posible que con los jugadores un entrenador enseñe un concepto a lo largo de varias semanas: cada semana se construye progresivamente sobre lo aprendido la semana anterior. En la clínica, el entrenador debe presentar toda la información en un espacio de tiempo muy corto;
  • enseñe sin el beneficio de poder dar al estudiante un objetivo final (p. ej.: lanzar el balón dibujando un arco alto) y permitirle que explore la mejor forma de lograrlo;
  • dé explicaciones más completas de las que daría a los atletas. Con los atletas el entrenador puede simplemente indicar qué hay que hacer, pero en una clínica de entrenamiento también debe poder explicar el por qué.

Las diferencias entre el rol del árbitro y el del juez no son complejas, pero puede que muchos entrenadores desconozcan que existen diferencias. La "mecánica" del arbitraje está diseñada para garantizar que los árbitros tengan una cobertura total de la cancha y que cada uno esté en la posición con mejor probabilidad de sancionar correctamente.

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Se atribuye a Gary L Francione, jurista estadounidense.