Empezar con metas prefijadas

Si el entrenador no analiza si se alcanzaron las metas y los objetivos prefijados, el equipo no tardará en interpretar esas metas y objetivos como irrelevantes. También significa que el entrenador debe tener un método para permitir que los jugadores analicen su rendimiento, lo que puede significar reunir "datos estadísticos" que no se registran en la hoja de resultados ni en las estadísticas del partido.

Es posible que para ello se necesite que un entrenador asistente, un colega o un padre registre los "datos estadísticos", lo que el entrenador debe hacer tan objetivamente como sea posible. Por ejemplo, una estadística de cuántas veces el equipo tuvo tres posesiones sin anotar es fácil de identificar. Mientras que una estadística como por ejemplo cuántos pases "buenos" hizo el equipo (sin importar si se encestó un tiro) es mucho más subjetiva.

Si se usa una medida subjetiva, es posible que sea mejor que uno de los entrenadores reúna los datos para evitar cualquier controversia sobre si son correctos.

Hechos, no impresiones

En la medida que sea posible, el análisis del partido que haga el entrenador debe estar basado en estadísticas obtenidas, no sólo en la impresión del entrenador al finalizar el partido. La impresión inmediata del entrenador después de un partido a menudo va a estar influenciada por cómo terminó más que por lo que sucedió durante el partido.

Al reunir las estadísticas, es una buena idea identificar el rendimiento de cada cuarto, de modo que se pueda hacer una comparación del rendimiento durante el partido. Si fuese posible, registrar el momento en que se solicitaron los tiempos muertos también puede ser útil, ya que permitirá al entrenador ver cómo cambió el rendimiento en los distintos momentos del partido.

Sin duda, el entrenador tendrá impresiones sobre el partido que no estarán relacionadas específicamente con las estadísticas obtenidas ni con las metas y objetivos específicos prefijados.

Por ejemplo, durante el partido el entrenador advierte que los jugadores no están "saltando hacia el balón" en la defensa y lo identifica como algo en lo que necesitan trabajar en las prácticas. Apenas lo identifica, el entrenador debe registrarlo por escrito (generalmente puede solicitar a un entrenador asistente que tome nota).

Estas notas son útiles tanto para planificar la próxima práctica como para dar retroalimentación al equipo.

Dejar pasar tiempo

Es preferible que los entrenadores dediquen tiempo con los jugadores a analizar el partido en vez de dar largos discursos inmediatamente después del partido. Apenas terminado el partido, los jugadores necesitan poner el foco en recuperarse físicamente, rehidratarse y hacer su propia reflexión.

El entrenador también debe tomarse tiempo para revisar las notas hechas, las estadísticas obtenidas y (si hubiese) la grabación del partido antes de dar demasiada retroalimentación.

Las estadísticas no lo dicen todo

Cualesquiera estadísticas se obtengan, estas sólo dan una indicación de lo que sucedió en el partido Factores como el ritmo del partido (y quién lo "impuso"), los tipos de sustituciones (ya sea por decisión técnica, lesión o problema de faltas), los patrones de jugadas usadas, etc., posiblemente no se reflejen en ninguna estadística específica.

Por consiguiente, los entrenadores deben reflexionar sobre el rendimiento del equipo y animar a los jugadores y los entrenadores asistentes a hacer lo mismo. Puede ser muy útil dejar que los atletas emprendan una discusión sobre el rendimiento del equipo.

Es posible que los atletas sean demasiado negativos (en cuyo caso el entrenador puede resaltar los aspectos positivos) o se focalicen sólo en el resultado (y si es así el entrenador puede dirigir la atención de los jugadores hacia otras cosas). Mediante el uso de preguntas abiertas el entrenador puede generar discusiones entre los miembros del equipo, en particular cuando los atletas son mayores.