La relación entre el entrenador y los atletas mayores es similar a la del gerente y su personal en un entorno laboral. Un equipo de alto rendimiento se caracterizará por el respeto y un sentido de finalidad compartidos por el entrenador y los jugadores.

Esto no necesariamente significa que el entrenador no pueda ser amigo de los jugadores y que no pueda socializar con ellos fuera de los compromisos del equipo. En algún momento, el entrenador tal vez necesite disciplinar, o incluso despedir, a los jugadores, lo cual puede poner a prueba la solidez de incluso la mejor amistad. No es que el entrenador y los jugadores no puedan ser amigos, pero muchos entrenadores prefieren mantener la relación a un nivel más impersonal.

Los jugadores necesitan que el entrenador se preocupe por ellos como personas, no sólo como atletas. Los jugadores mayores suelen querer escuchar las novedades (en particular las malas noticias) de boca del entrenador, no de un delegado, y suelen querer participar en las decisiones sobre el equipo.

Hasta qué punto el entrenador lo acepte dependerá de su estilo de entrenamiento y personalidad.

Cada vez más, la gente se conecta y comunica electrónicamente a través de las plataformas de redes sociales y el entrenador debe decidir si desea hacerlo con sus atletas. Algunos entrenadores lo harán porque sienten que les da información estratégica sobre la personalidad y la vida de los jugadores. Otros prefieren no hacerlo para no mezclar las relaciones sociales con las deportivas.