La "cultura" de un equipo es un factor primordial independientemente del nivel de éxito que goce. La "cultura" puede ser un fundamento fuerte que a la larga crea un alto rendimiento de forma constante, colocando de este modo al equipo en la mejor posición para conseguir un buen rendimiento. En este contexto, el éxito de ganar un campeonato es prácticamente un derivado de esa "cultura de campeonato".

Los fundamentos de una cultura fuerte son los siguientes:

  • Compromiso (con una causa u objetivo superior): va más allá de simplemente el rendimiento individual;
  • Responsabilidad: cada miembro del equipo (no sólo los jugadores) acepta y cumple un papel dentro del equipo;
  • Incumbencia: asumir la obligación y cargo de cumplir el propio papel y hacer que los demás asuman tal responsabilidad de cumplir sus papeles. Dentro de cualquier equipo es importante dar y aceptar críticas constructivas.
  • Integridad: que no exista una brecha entre lo que se dice y lo que se hace;
  • Respeto: demostrar respeto por uno mismo, los compañeros de equipo, los rivales y el propio juego;
  • Confianza: que existe entre los compañeros de equipo en que cada uno trabajará en pos de lograr el objetivo general;
  • Liderazgo: todos deben estar involucrados;
  • Humildad: reconocer los aportes de los demás, la gratitud y el agradecimiento;
  • Coraje y sacrificio: no hacer lo que uno preferiría sino lo que sea necesario;
  • Compasión: empatía y apoyo, comprender el impacto que nuestras acciones tienen en los demás.

Las reglas de equipo pueden favorecer el desarrollo de hábitos y es posible que esto se convierta en parte de una cultura fuerte. Sin embargo, cuando los entrenadores imponen las reglas de equipo frecuentemente se convierten en los responsables de hacerlas cumplir mientras los jugadores no asumen mucha responsabilidad por ellas.

Es preferible que los jugadores sean parte de la definición de las reglas del equipo; generalmente es la discusión lo que crea las culturas más que las "reglas" que puedan surgir. Cuando las desarrollan el entrenador y los jugadores, las "reglas" se convierten en un recordatorio de las conductas esperadas. Es la cultura del equipo la que "hace cumplir" tales conductas por parte de los jugadores, quienes asumen la responsabilidad mutua de actuar conforme a esa cultura.

La forma más efectiva de aplicar las reglas de equipo no es con el entrenador haciendo parar al equipo en la línea de fondo y hacer que corran series. Lo que es efectivo es cuando los jugadores hacen que cada uno se responsabilice. En el caso particular de jugadores juveniles, el entrenador necesita controlar cómo se hace esto para asegurarse de que los jugadores no ridiculicen ni acosen a sus compañeros de equipo, en especial si estos son menos habilidosos.