Asimismo, el entrenador debe tener metas ambiciosas para el equipo, que pueden extenderse incluso más allá del período de trabajo del entrenador con el equipo (p. ej., el entrenador de un equipo juvenil puede fijar la meta de que todos los jugadores lleguen al equipo de mayores).

Un factor limitante con respecto a las metas ambiciosas es que pueden parecer inalcanzables o que los jugadores pueden sentirse desalentados cuando no las logran; en cualquiera de los dos casos, es poco probable que el jugador continúe persiguiendo esa meta.

Por lo tanto, el entrenador debe ayudar al atleta a dividir la meta más grande (o a más largo plazo) en una serie de metas pequeñas (o a más corto plazo) que sean importantes para alcanzar en última instancia la meta superior.

Las metas más pequeñas (o a más corto plazo) presentan las siguientes ventajas:

  • brindan un mecanismo para medir el avance hacia la meta final, lo que permite al jugador experimentar el éxito al alcanzar cada meta, y así sentirse premiado por el esfuerzo hecho hasta el momento y motivado para continuar trabajando en pos de la siguiente meta (y de la meta final);
  • ayudan al atleta a lidiar con las desilusiones (p. ej., no ser seleccionado para un equipo);
  • permiten al atleta darse cuenta de cuándo llega al punto en el que la meta final puede estar fuera de su alcance, pero a tener una sensación de éxito por lo logrado en el camino; y
  • permiten al atleta reevaluar sus metas ambiciosas (p. ej., un jugador que aspira a jugar en los Juegos Olímpicos puede darse cuenta de que es poco probable que lo logre y entonces prepararse para ser entrenador o árbitro).

Hay situaciones en las que las metas a corto plazo pueden entrar en contradicción con las metas a largo plazo. En el caso de los entrenadores, esto puede ocurrir con relación a los patrones de selección y sustitución de equipos, así como con relación a la elección de estilos de juego.

Al analizar la selección de jugadores, el entrenador a menudo se enfrentará a situaciones en las que deba elegir entre un jugador que puede tener un efecto inmediato en el equipo y otro con un gran potencial a largo plazo pero poco impacto en lo inmediato. Esto puede ocurrir en equipos de mayores (p. ej., tener que elegir entre un “veterano” y un “debutante”), aunque tal vez sea más habitual en los equipos juveniles.

La decisión que tome el entrenador dependerá tanto de su propia filosofía como de la del club. En el caso de los atletas juveniles, el entrenador no debe dejar de tener en cuenta que “es probable que los puntos de vista y los juicios individuales sobre el potencial deportivo de una persona, en particular antes de la pubertad, se vean influenciados por factores tales como la madurez física, que podrían cambiar con el tiempo”. Los jugadores de entre 10 y 12 años que maduran físicamente primero (y son más altos o más fuertes) que sus compañeros de equipo tal vez no tengan esa ventaja unos años después y a menudo no son los que más avanzan.

Con los jugadores jóvenes, el entrenador debe ser tan inclusivo como sea posible y debe alentar a los clubes a tener otros programas disponibles para los jugadores que no son seleccionados para los equipos.

La otra decisión en la que se puede presentar un conflicto para el entrenador entre metas a corto y a largo plazo se relaciona con la forma en la que juega el equipo. Con los jugadores jóvenes (de entre 10 y 14 años), algunos entrenadores cometen el error de centrarse en un juego estructurado, que en las primeras etapas puede llevar a ganar partidos. Sin embargo, sin una buena comprensión y desarrollo de las habilidades individuales y de los conceptos básicos de equipo, estos jugadores (y equipos) suelen no triunfar a medida que crecen.

El entrenador de equipos jóvenes no debe tener como meta ganar a corto plazo, sino que debe centrarse en el desarrollo de los jugadores de manera que estén mejor preparados para ganar más adelante en sus años de adolescencia. La atención del entrenador debe centrarse en el éxito, que se mide en términos de desarrollo y no simplemente en partidos ganados.