“No se puede ganar si no se sabe perder”.

Kareem Abdul-Jabbar

¿Cuál es la actitud de un atleta?

Se considera que participar en un deporte ofrece numerosos beneficios, en particular para la gente joven. Además de los beneficios de salud que puede brindar, la participación en un deporte a temprana edad puede ofrecer beneficios sociales muy importantes, como desarrollar habilidades prácticas de la vida (p. ej., la comunicación, la concentración, el compromiso).

  • Aprender sobre responsabilidad y disciplina
  • Aprender cómo trabajar con otras personas en equipo
  • Aprender a sobrellevar el éxito y el fracaso
  • Desarrollar un sentido de comunidad, lealtad y cohesión
  • Ayudar a los jóvenes talentosos a darse cuenta de que son modelos para otros.

Sin embargo, la medida en que un joven gozará de beneficios sociales depende de la experiencia que tenga con su participación en un deporte.

La “actitud” de un atleta exitoso probablemente se caracteriza por tres aspectos:

  • confianza en su capacidad;
  • comprensión del hecho que perder es una parte natural de los deportes y que no lograr un objetivo no significa que no se pueda lograr el objetivo general;
  • creencia de que si “hace su trabajo” podrá mejorar su rendimiento.

Una actitud de esta naturaleza puede relacionarse inmediatamente con algunos de los beneficios sociales descritos anteriormente.

Por lo tanto, los entrenadores pueden mejorar la “actitud” de sus jugadores de muchas maneras.

Sobrellevar el éxito y el fracaso

Tanto ganar como perder son partes inevitables de un deporte. En un deporte de equipo, ganar o perder (o el éxito y el fracaso) se aplican a los siguientes contextos:

  • el resultado final (ganar o perder partidos);
  • competencias individuales dentro de un partido (p. ej., marcar un punto o rebotar contra un rival);
  • aprender las habilidades y las tácticas necesarias para un partido y poder practicarlas en estos.

Aunque puede parecer que “ganar” es algo muy fácil de afrontar, existen varias características que el entrenador debería dar a conocer:

  • respeto por el rival: el entrenador debe garantizar que el equipo demuestre respeto por sus rivales;
  • ganar también puede generar presión por la expectativa de más éxitos, algo que puede ser difícil de sobrellevar para los atletas.

Aunque ganar un partido debería ser algo para celebrar, la estrategia para ganar y perder debería ser la misma: ¿qué debe hacer el equipo para mejorar aún más?

“Perder” es una adversidad que es inevitable en un deporte. Puede relacionarse con algún aspecto particular del juego (p. ej., el rival evita un bloqueo y consigue un tiro fácil), puede ser el resultado de un partido en particular o puede ocurrir fuera de la cancha, como no ser seleccionado para un equipo.

Naturalmente, los atletas se esfuerzan por ganar, pero la realidad para casi todos es que perderán tantas veces, o más, como las que ganarán. Al perder, los entrenadores deberían estar preparados para reconocer que el otro equipo fue mejor (al menos “ese día”) y luego identificar áreas de mejora y comenzar a abordarlas.

Con esta “actitud”, perder no significa que un jugador o un equipo “no es bueno”. Solo significa que otro equipo fue mejor, lo que puede ayudar a identificar áreas para mejorar. Este es un mensaje positivo que puede darse a los atletas, quienes, al momento de perder, probablemente tengan pensamientos negativos sobre su rendimiento. Si el entrenador puede fomentar una actitud después de perder similar a “Aún no he tenido éxito”, puede motivar a los jugadores a continuar desarrollándose.

No obstante, si el entrenador simplemente les recrimina a los jugadores la “falta de esfuerzo” o demuestra consternación, como diciendo “No sé cómo perdimos ese partido”, es poco probable que los jugadores puedan darse cuenta de cómo mejorar la situación. El entrenador debe ser específico y realista. Decir simplemente “los derrotaremos la próxima vez”, pronto comenzará a sonarles poco sincero a los atletas.

La “actitud” se aplica de igual manera cuando un equipo gana. Una victoria no significa que el equipo no tenga áreas para mejorar. De hecho, muchas veces un equipo juega de manera deficiente, pero gana y, en otras ocasiones, juega muy bien, pero pierde.

Con la “actitud” de un atleta, los jugadores y los entrenadores obtienen satisfacción, en última instancia, solo por el esfuerzo y la mejora que han logrado y por el nivel de pericia que han alcanzado.

Perder no es lo mismo que fracasar

Una manera en la que los entrenadores pueden ayudar a desarrollar la habilidad del jugador de “sobrellevar” la derrota es mantener la perspectiva respecto de cuál fue el fracaso. Solo un equipo puede ganar el campeonato, y solo un atleta gana la medalla de oro en una carrera. El entrenador debe tener otros criterios por los cuales el equipo, y cada jugador, pueden evaluar su rendimiento.

Por lo tanto, los criterios pueden tener una función importante en la identificación de la mejora (que es un éxito) y en la motivación del atleta para continuar esforzándose para crecer aún más. Los criterios podrían ser una reflexión sobre lo que se aprendió durante la temporada, otras estadísticas (p. ej., reducir las pérdidas del balón, el porcentaje de tiros, rebotes) o una comparación respecto de un rival, en especial, si el equipo fue derrotado a principios de la temporada y se volvió más competitivo.

En especial, los entrenadores deben reconocer que los jugadores se sentirán naturalmente desilusionados cuando pierdan, más aún, si pierden un partido de un campeonato. Los entrenadores deben enfatizar el hecho de que la desilusión es natural, pero que no debería afectar la autoestima general del jugador.

Asumir responsabilidad personal

Los entrenadores deben fomentar un entorno en el que tanto ellos como los jugadores asuman responsabilidad por lo que pueden controlar. Si el entrenador culpa a los árbitros por una derrota, no puede esperar que los jugadores asuman responsabilidad por sus acciones.

En cambio, los entrenadores deben centrarse en lo que el equipo y los individuos necesitan para mejorar, y el mensaje debe ser positivo. Si cada uno mejora en cada tarea, el rendimiento de todo el equipo mejorará.

La responsabilidad personal también surge de que cada jugador se responsabilice por el rol que tiene dentro del equipo. Los entrenadores pueden mejorar esto si fijan objetivos y luego miden si estos se logran o no. Recibir estas opiniones y aceptar el rol que tienen es un aspecto importante de la actitud del atleta.

Las carreras largas se ganan con pasos pequeños

La mayoría de los equipos desean ganar el campeonato, pero el entrenador, y cada jugador, deben comprender que hay objetivos más pequeños que deben lograrse para lograr una posición en la que puede ganarse un campeonato.

Esta estrategia es motivadora (ya que el logro de un objetivo es un gran factor motivador para intentar lograr el siguiente objetivo), pero también brinda una base sobre la que se puede juzgar el éxito en caso de que no se logre el objetivo final (el campeonato).

Como nos recuerda el entrenador Bob Knight, “la mayoría de las personas tiene la voluntad de ganar, pocas tienen la voluntad de prepararse para ganar”. Centrarse en cada uno de los pasos necesarios para lograr un objetivo permitirá determinar si existe la voluntad de prepararse para ganar.

Aprender a entrenar “arduamente”

Una característica de los atletas de élite es cuán “arduamente” practican. Como nos recuerda Magic Johnson, “con algunas excepciones, los mejores jugadores son los que trabajan más duro”.

No obstante, los jugadores jóvenes suelen subestimar lo que pueden lograr. Su perspectiva por lo general está limitada por las experiencias que han vivido hasta ese momento y las de sus amigos y familiares.

Por ejemplo, si un estudiante proviene de una familia en la que nadie ha ido a la universidad, probablemente crea que no puede hacerlo. Es probable que el estudiante tenga esta perspectiva independientemente de las notas escolares, que indican que podría ir a la universidad.

Dichas limitaciones son quizás más comunes cuando se trabaja con los atletas en cuanto a su estado físico o acondicionamiento.

Pídale a un atleta que realice una tarea física (p. ej., correr a toda velocidad por toda la cancha) tantas veces como pueda y la mayoría dejará de correr antes de llegar al punto en el que no pueda físicamente correr más.

Algunos entrenadores gritan palabras de aliento al atleta para conseguir que haga el mayor esfuerzo posible, y es probable que esto funcione en cierta medida. Los entrenadores deben evitar las amenazas y los comentarios negativos.

Puede que un atleta de élite no necesariamente tenga mayor capacidad física que otros atletas, pero lo que por lo general los diferencia es que pueden aprovechar toda su capacidad (o potencial).

Una función importante para un entrenador es ayudar al atleta a lograr más de lo que inicialmente creía que era capaz de lograr. Es importante establecer objetivos realistas, pero que presenten desafíos. También es importante desglosar un objetivo grande, por ejemplo, “Quiero que me elijan para la selección nacional”, en varios objetivos que permitan progresar hacia ese.

No hay una medida definitiva de cuán “arduamente” entrena un atleta, ya que esto está influenciado tanto por su nivel de “estado físico” como por su actitud. Cuando se intenta mejorar el estado físico de los atletas, por lo general le toca al entrenador cambiar la actitud del atleta.

Hacer que los jugadores se tomen la frecuencia cardíaca durante el entrenamiento puede dar una indicación de cuán “arduamente” están entrenando. Para ello, pídales que se tomen el pulso durante 10 segundos y luego multiplique por 6 para obtener su frecuencia cardíaca.

La frecuencia cardíaca máxima de un jugador es de aproximadamente 220 menos su edad. Cuando los jugadores entrenan “arduamente”, deberían estar al 85 % de su frecuencia cardíaca máxima.

Los seres humanos somos animales sociales, lo cual significa, simplemente, que tenemos la capacidad de tener empatía y por lo general preferimos ser parte de una comunidad. Sobre la base de este sentido de querer (o necesitar) “pertenecer”, los entrenadores pueden ayudar a los atletas a comprender que son capaces de trabajar “más arduamente”.

En el ejemplo anterior del atleta al que se le pide que corra a toda velocidad tantas veces como pueda, independientemente de que el entrenador “grite”, en general lo siguiente conseguirá que el atleta se esfuerce más:

  • si otro atleta lo alienta;
  • si otro atleta corre junto a él;
  • reproducir música “enérgica” (siempre que sea una música que le gusta al atleta).

El poder del contacto humano tampoco debería olvidarse. Cuando alguien está enojado, un amigo por lo general lo consuela tocando su brazo u hombro, y esta simple conexión física lo ayuda a sentirse mejor.

De manera similar, un “choque de cinco” (palmada) entre atletas, o ayudar a otro atleta a levantarse cuando queda tendido en el suelo, también pueden ser maneras muy eficaces en las que los atletas pueden ayudarse entre sí.

Es común en el básquetbol ver equipos que juntan sus manos al final de un tiempo muerto, sin embargo, por lo general, es poco entusiasta.

Cuando mejor funciona es cuando los jugadores entablan una conexión entre sí. A continuación, presentamos ejemplos de actividades que puede usar un entrenador para que sus atletas trabajen juntos y se ayuden unos con otros, y ayuden a cada individuo a esforzarse al máximo para lograr un nivel superior al que lograría por sí solo.

 

Carrera de relevos de 3

En grupos de 3, los atletas corren a toda velocidad una distancia determinada. Hacen un “choque de cinco” con un compañero de equipo y esa persona corre la distancia a toda velocidad.

Para distancias más largas, pueden participar 4 atletas, de manera que 2 corran y 2 descansen.

“Persecución” en equipo

Dos equipos comienzan en lados opuestos de la cancha u otra área. Corren alrededor del área designada durante un tiempo específico o una cantidad determinada de vueltas.

Todos los miembros del equipo deben cruzar la línea para que el equipo finalice.

Si un equipo sobrepasa al otro, gana automáticamente.

Los cinco jugadores deben sobrepasar a los cinco jugadores del otro equipo para ganar. El entrenador puede decidir que el equipo corra como grupo (y el equipo decide si se quedarán juntos) o puede correr como “persecución” (un tipo de carrera que se usa en ciclismo).

En una persecución, el entrenador pide a los equipos que corran de manera tal que la última persona del grupo corra a velocidad para pasar al frente. Una vez allí, grita y la siguiente persona corre hacia el frente.

Carrera de carretilla

Los atletas trabajan en pares. Uno sostiene las piernas de su compañero y todos “caminan” usando las manos, con el pecho en dirección al suelo. También puede hacerse con el atleta con la espalda en dirección al suelo (esto es más difícil porque se usan los tríceps, que son músculos más pequeños).

Carrera de grupo

Los atletas corren mientras sostienen las manos con las de uno o dos atletas. También puede hacerse con los atletas parados uno detrás de otro, sosteniéndose entre sí a la altura de la cadera.

La clave con esta actividad es que cada grupo solo puede correr tan rápido como el miembro más lento. La actividad es más eficaz cuando los atletas están cansados, de manera que cada uno tiene que esforzarse para mantenerse al ritmo de sus compañeros.

Circuito de tiro en bandeja

Los atletas trabajan en grupos pequeños (hasta 5) haciendo un simple tiro en bandeja, rebotando su propio tiro y volviendo a la fila. Se puede hacer que los jugadores corran alrededor de un cono, toquen la línea lateral, etc. para aumentar la distancia que corren.

Puede darle al grupo un objetivo (como hacer 20 tiros seguidos), lo que debe ser un desafío para ellos de acuerdo con su nivel de habilidad. Los jugadores pueden descansar al inicio (si hay un jugador que tira en frente de ellos), pero, de lo contrario, deben seguir corriendo.

Juego de pases

Los atletas están en grupos de 3. Dos atletas pasan el balón entre sí mientras se desplazan a una distancia especificada. Este es un período de descanso para el tercer atleta.

En el diagrama, el segundo jugador debe botar hacia la línea de inicio y comenzar a pasar el balón con el tercer jugador mientras el primero regresa a la posición de descanso.

Carreras en estrella

Cinco atletas corren a toda velocidad en forma de “estrella”. Deben hacer un “choque de cinco” con el siguiente compañero de equipo.

En el diagrama, 5 hacen dos carreras de velocidad (a la posición 1 y luego a la posición 4, ya que no habrá nadie en la posición 1). Esto se hace adrede para que resulte más difícil que las otras carreras. El entrenador puede estipular un tiempo específico para completar cada carrera.

Desarrollar la actitud del atleta

El deporte les presenta a los atletas (y a los entrenadores) muchas situaciones de adversidad, como perder partidos o no ser elegido para un equipo, y también puede ayudar a los atletas a aprender a sobrellevar tales adversidades. Este aprendizaje luego puede trasladarse a muchas situaciones fuera del deporte.

No obstante, la mayoría de los entrenadores tienen jugadores que no pueden sobrellevar tales adversidades y se desilusionan cuando cometen un error o se enojan con los compañeros de equipo que cometen errores. Por lo tanto, los entrenadores deben ayudar a sus atletas a mejorar su rendimiento mediante el desarrollo de una mejor actitud. 

Cometer errores para mejorar

Esta puede parecer una actitud poco común para promover, pero la clave para sobrellevar los errores es aceptar lo siguiente:

  • que todos los atletas cometen errores; y
  • que cometer errores es una parte importante del desarrollo.

Por ejemplo, Magic Johnson tuvo un promedio de 11,2 asistencias y 3,2 pérdidas de balón por partido. También erró 6,3 canastas por partido e hizo 6,9 en cada partido. No obstante, sigue siendo indudablemente uno de los mejores jugadores de su era. Todos los campeones son iguales: cometen errores, pero en vez de obsesionarse, aprenden de ellos.

Algunas estrategias que los entrenadores pueden analizar con los atletas para ayudarlos a desarrollar su habilidad de sobrellevar los errores.

“Próxima jugada”7 Es importante promover que los atletas se concentren en la “próxima jugada”, ya que es un aspecto en el que pueden influir. Lo que ha sucedido no puede cambiarse. Los atletas pueden usar “Próxima” o “Próxima jugada” como palabra clave. Las palabras clave se usan para centrar la atención en lo que el atleta puede controlar, no en el error que ha cometido.

El atleta puede decirse la palabra a sí mismo cuando tiene pensamientos negativos. Algunos atletas escriben palabras clave en su muñeca para leerlas cuando tienen pensamientos negativos, o bien, el entrenador o los compañeros de equipo pueden usar la palabra clave cuando parecen estar centrados en pensamientos negativos.

“Liberarse” del error Para algunos atletas, “liberarse” físicamente del error puede ayudarlos a volver a centrarse en el presente.

Dos técnicas comunes son las siguientes:

  • cerrar el puño lo más fuerte posible y arrojar el error;
  • dar un golpe contra la muñeca con la muñequera.

Ambas son un indicador físico para volver a concentrar la mente y podrían usarse en forma conjunta con una palabra clave.

Estas técnicas pueden realizarse rápidamente, sin afectar el juego.

Reconocer una jugada mejor  Ser derrotado, ya sea en un partido o en una jugada en particular, solo significa que en ese partido o jugada el rival tuvo éxito. No significa que el rival ganará la próxima partida o jugada. Un jugador puede centrarse en el próximo partido o jugada si reconoce que el rival jugó bien. Es frecuente ver ejemplos de esto en el tenis, cuando un jugador aplaude una jugada del rival.
Centrarse en pequeños objetivos Los jugadores de un equipo que queda rezagado al inicio del partido por un margen amplio pueden “bajar la cabeza” y dar por perdido el partido. En esta situación, el entrenador debe identificar los segmentos más pequeños en los que debe concentrarse, no solo intentar obtener más puntos que el rival por un margen amplio.

Los segmentos podrían ser intentar superar al rival por puntos en períodos breves (p. ej.: 5 minutos) o podrían ser objetivos del proceso, como un bloqueo defensivo, contener el bote de penetración o marcar puntos a partir de una jugada de ataque en particular.

Incluso si el equipo no puede recuperar el gran déficit, concentrarse en estos objetivos más pequeños puede brindarles algo de “éxito” para el próximo partido.

“Controlar lo controlable" Los entrenadores deben destacar el hecho de que los jugadores deben mantener la atención en las cosas que pueden controlar. Ya sea que se trate de la decisión de un árbitro, una jugada excepcional por parte de un rival o un error que ha cometido un jugador, el entrenador debe exigir a los jugadores que permanezcan concentrados en lo que pueden controlar y, de manera similar, el entrenador no debería distraerse por las cosas que no puede controlar.
Aceptar el error Es poco probable que los jugadores puedan hacer esto a menos que el entrenador también lo demuestre. Los entrenadores que reemplazan inmediatamente a los jugadores que cometen errores o les recriminan cosas probablemente creen una atmósfera en la que los jugadores tienen miedo de cometer errores. Irónicamente, esto puede hacerlos más propensos a cometer errores.

Cuando se comete un error, el entrenador debería exigirles a los atletas que aprendan de él y eviten repetirlo, pero no debería enfatizar demasiado el error. Como nos recuerda Dean Smith:

¿Qué hacer con un error? Reconocerlo, admitirlo, aprender de él, olvidarlo.

7
(English) Coach Mike Krzyzewski at Duke University introduced the concept with his teams of focusing on the “next play”.