NIVEL 3
3.2.7 Torneos largos: fuera de la cancha
Entender las reglas del torneo
El entrenador debe entender las reglas del torneo, especialmente si modifican las reglas del deporte (p. ej., límites a la cantidad de tiempos muertos que pueden pedirse).
Otras reglas que el entrenador debe entender son:
- Cuando los equipos empatan, cómo se determina su posición;
- Qué equipo utiliza uniformes "claros" y qué equipo utiliza uniformes "oscuros" en un partido dado;
- ¿Qué vestuario utiliza cada equipo?
En lo relacionado con los empates, las posiciones de los equipos generalmente se determinan en función de:
- Si dos equipos están empatados: el equipo que gane el partido en el que se hayan enfrentado;
- Si tres o más equipos están empatados: diferencia de puntos, pero únicamente con respecto a los partidos en los que hayan participado los equipos empatados.
Por consiguiente, en un partido los entrenadores podrían ser muy conscientes de la importancia de la "diferencia de puntos", si bien es fundamental que todos los equipos jueguen según el Espíritu del Deporte, algo a lo que la FIBA da máxima importancia.
Hay varios factores que el entrenador debe tener en cuenta cuando prepara al equipo para cada partido en el torneo:
- “Analizar a los oponentes” (ver secciones anteriores);
- Relación con los árbitros;
- Fijar objetivos;
- Índice de satisfacción de jugadores;
- Preservar el bienestar propio;
- Delegar responsabilidades.
Relaciones con los árbitros
Durante el torneo es probable que a los equipos les toque el mismo árbitro en varias ocasiones. Los entrenadores deberían esforzarse por tener la mejor relación posible con todos los árbitros. Lo primero que debe hacerse para lograrlo es hablar con ellos antes de cada partido.
No hay un secreto "mágico" para tener una buena relación con los árbitros; simplemente es una cuestión de tratarlos con respeto. Pregúnteles cómo va yendo el torneo para ellos; involúcrelos en una conversación breve. Pregúnteles qué tendencias están viendo; es posible que hayan sido árbitros en partidos de su oponente. Cuanto mejor sea la relación del entrenador con los árbitros, más fácil será plantear problemas si resulta necesario.
Cada jugador debe dar la mano a los árbitros al final de cada partido, y hacerlo de forma sincera y regular. A ningún entrenador le gusta que los jugadores lo insulten o le griten, por lo que tampoco debería aceptar que los jugadores hagan eso con los árbitros (ni tampoco debe hacerlo el entrenador).
Fijar objetivos
En un torneo hay poco tiempo entre un partido y otro, y es posible que haya momentos emocionales altos y bajos que deben olvidarse para poder concentrarse en el siguiente encuentro. Al fijar objetivos específicos para cada partido, el entrenador ayuda a los jugadores a concentrarse en el siguiente partido.
Los objetivos pueden ser los mismos a lo largo de la semana (p. ej., no dejar que el oponente tenga más de 10 rebotes ofensivos), o podrían ser específicos según el partido o el oponente en cuestión. Dichos objetivos constituyen el fundamento para evaluar el rendimiento en el juego, y esto puede ser un aspecto importante para "olvidar" una actuación excepcionalmente buena o mala ocurrida esa semana.
Índice de "satisfacción de jugadores"
Aunque no se trata de un índice real, otro aspecto importante durante los torneos es asegurarse de que los jugadores estén "contentos". Puede que los jugadores no estén satisfechos con la cantidad de tiempo que están en la cancha (especialmente si están acostumbrados a jugar más minutos que lo que juegan en el torneo), o puede que no estén contentos con su rendimiento.
Si fija objetivos para el equipo y para cada jugador, el entrenador podría demostrar a un jugador que está teniendo "éxito" y, más importante aún, que hace una contribución importante al rendimiento general del equipo.
Un entrenador no siempre podrá hacer que sus jugadores estén "contentos", y eso es parte de la actitud que necesitan desarrollar los atletas de élite. Es necesario que los jugadores aprendan a dejar atrás rápidamente las decepciones, y a no determinar su "valor" en función de la cantidad de minutos que pasan en la cancha. El objetivo del entrenador es que todos los jugadores estén "satisfechos", es decir, que entiendan su rol en el equipo y que sepan que lo están cumpliendo.
"El tiempo en la cancha" depende de varios factores, entre ellos situaciones de faltas, falta de "emparejamiento" con los oponentes, tácticas que emplea el equipo, etc. La necesidad de desarrollar esta actitud no se limita a los partidos en torneos, sino que aplica a todas las formas del juego. Sin embargo, el poco tiempo disponible en los torneos podría poner de relieve esas situaciones. Sin embargo, es importante que los entrenadores recuerden que "todos los jugadores serán tratados con justicia, pero no necesariamente de la misma manera"[1].
Mantenerse bien
Los entrenadores frecuentemente planean los torneos minuto por minuto y diseñan intrincados planes de juego, y aun así se olvidan del aspecto más importante: ¡ellos mismos!
Los entrenadores deben asegurarse de dormir las horas suficientes y de poder descansar un tiempo durante los torneos; ningún entrenador puede estar "conectado" todo el tiempo. Los entrenadores también deben asegurarse de comer bien, lo cual puede ser un desafío cuando pasan largos períodos en los lugares donde se desarrolla la competición. Sin embargo, que el entrenador se alimente bien es tan importante como que los jugadores se alimenten bien.
Delegar responsabilidades
Ningún entrenador puede hacer todo, y tampoco debería intentarlo. El entrenador debe estar dispuesto a delegar algunas de sus tareas a otros dentro del equipo (p. ej., entrenador asistente o gerente del equipo), no solo porque eso le dará al entrenador más tiempo para concentrarse en el desempeño del equipo, sino porque ayudará a "involucrar" a otros con el equipo.
Si el entrenador intenta hacer todo, los otros miembros del equipo podrían sentir que no confía en ellos, o que su rol es poco importante y que no tiene mucho sentido involucrarse.
Al delegar responsabilidades el entrenador debe hacer lo siguiente:
- Establecer claramente cualquier parámetro en cuanto a cómo se realiza la tarea;
- Comunicar cuándo desean que la tarea quede finalizada, lo que incluye cualquier informe o comentarios que necesiten al respecto;
- Decir "por favor" al delegar tareas y "gracias" cuando están finalizadas.
- Y lo más importante: ¡dejar que la persona haga la tarea!
Por ejemplo, el entrenador podría delegar en el gerente del equipo la responsabilidad de coordinar las comidas para el equipo. El entrenador podrá informar al gerente cuál es la rutina diaria y anterior a los partidos del equipo (p. ej., cuánto tiempo antes de los partidos desean comer, a qué hora se van los jugadores a la cama). Una vez hecho eso, el entrenador no debería tomar decisiones en cuanto a dónde o qué comerá el equipo