Sin importar lo valioso que sea un plan de ese tipo para desarrollar a los atletas6, los entrenadores no deberían olvidar:

  • Un plan anual para su propio desarrollo;
  • Un plan anual para el equipo.

Los entrenadores no siempre están en el mismo equipo por un año completo y, en especial, con los equipos juveniles las temporadas podrían durar sólo 6 meses, y la siguiente temporada podrían traer a muchos jugadores nuevos, ya que los jugadores con más años avanzan a la siguiente fase y otros más jóvenes se incorporan a esa franja de edad. Independientemente del período, los entrenadores deberían contar con un plan para cada equipo que entrena que abarque la totalidad del período de entrenamiento.

Contenidos del plan

Toda persona que haya viajado con niños conoce bien la pregunta: "¿Ya llegamos?" Se trata de una pregunta que se puede contestar únicamente si sabe a qué lugar está yendo. Entrenar a un equipo no es diferente: en su plan el entrenador debe definir cuál es el "destino" para el equipo, es decir, los objetivos para el año.

Sin haber definido claramente los objetivos para el año (o la temporada), es imposible evaluar si durante el año se ha logrado el éxito. En cualquier competencia sólo un equipo logrará ganar, pero eso no significa que los demás equipos no hayan tenido éxito.

Al fijar los objetivos para el año, el entrenador también debe definir dónde se encuentra el equipo en ese momento (en lo referido al nivel de habilidad). Lo que define el éxito es el avance desde el lugar donde están hacia el "destino".

Especialmente en el caso de atletas juveniles, parte de la función del entrenador es desarrollar las habilidades de los jugadores, por lo que su éxito en ese aspecto podría verse recién muchos años después.

Por ejemplo, el equipo argentino que compitió en el Campeonato Mundial Sub 22 en 1997 no ganó el torneo. Sin embargo, el núcleo de ese equipo (5 jugadores) ganó el Torneo Olímpico de 2004, y tres de ellos (Fabricio Oberto, Luis Scola y Manu Ginobili) lograron establecerse sólidamente en la NBA; posiblemente en este contexto el programa de Argentina de 1997 fue todo un éxito, aún más que el del equipo que ganó (Australia), que hasta ahora no ha ganado una medalla olímpica.

Por lo tanto, el plan del entrenador para el equipo no debería limitarse a simplemente participar (e intentar ganar) la competencia en cuestión. Por el contrario, el plan debería incluir:

  • El objetivo general del programa, el cual reflejará tanto la filosofía del entrenador como las expectativas del club;
  • Los objetivos clave que debe alcanzar el equipo;
  • Los pasos fundamentales para alcanzar esos objetivos.

Tal como se analiza más adelante, naturalmente hay otra información en el plan e información adicional necesaria para prepararlo. No es necesario que el plan sea un documento extenso; de hecho, puede estar resumido en una página. En varios sentidos, lo que importa no es el plan, sino el proceso que se siguió para prepararlo.

Un plan no debería ser estático, sino que debe revisarse y, casi con certeza, deberá modificarse a lo largo del período. El plan, y la planificación, deben ser dinámicos en su respuesta a los factores sobre los que el entrenador tiene determinado grado de control (p. ej., el ritmo de progreso de los jugadores), y también responder a factores externos sobre los cuales el entrenador tiene poco o ningún control (p. ej., que el lugar para las prácticas no esté disponible o que cambie la programación de competencias).

Planificación dinámica

Los pasos clave en el proceso de planificación dinámica son:

  • Establecer un calendario;
  • Organizar (y conocer) los recursos disponibles;
  • Evaluar el equipo;
  • Definir objetivos y establecer prioridades
  • Comunicar el plan;
  • Poner en práctica el plan;
  • Modificar el plan;
  • Reflexionar sobre el plan. 

Establecer un calendario

El calendario debería ser una de las primeras cosas que el entrenador hace al preparar su plan, ya que la cantidad de tiempo disponible obviamente está relacionada con lo que puede lograrse desde una perspectiva realista. Aparte de asuntos obvios, tales como el período disponible para seleccionar el equipo, la disponibilidad de lugares para entrenamiento y fechas de competencias, un entrenador de atletas juveniles debería tomar en cuenta los siguientes factores:

  • Período de clases;
  • Fechas de exámenes escolares (dependiendo de la edad de los jugadores);
  • Fechas de otros programas en los que los jugadores podrían estar participando (p. ej., equipos regionales o nacionales, programas de desarrollo de atletas talentosos);
  • Factores culturales o religiosos que pudieran afectar la disponibilidad del jugador (p. ej., es posible que algunos jugadores no estén disponibles en determinados días de la semana).

Una vez que el entrenador ha fijado el calendario, sabrá la cantidad de tiempo que tendrá con el equipo, lo cual tendrá un impacto directo en lo que pueda lograrse desde una perspectiva realista.

Organizar (y conocer) los recursos disponibles

Muy pocos entrenadores tendrán todos los recursos que desean, y quizás los recursos a su disposición no estén bajo su control, sea que se trate de dinero, equipos o personas. El entrenador debería planificar para hacer el uso más eficiente posible de los recursos a su disposición.

Un recurso que podría estar disponible es un entrenador asistente o un gerente de equipo. Cuanto más claro sea el entrenador en cuanto a lo que desea que las personas hagan, más valor obtendrá al hacer que dichas personas participen.

Evaluar el equipo

Un aspecto fundamental del éxito de cualquier plan es poder evaluar con precisión el punto de comienzo. No tiene mucho sentido que un entrenador planifique usar estructuras ofensivas complejas si el equipo aún no comprende los conceptos básicos de espaciamiento y movimiento.

Es probable que entre los jugadores haya una gran variedad de habilidades, y el entrenador deberá desarrollar las habilidades de todos los jugadores. Esto puede ser el desafío más complejo de la labor del entrenador, y a lo largo de la temporada el entrenador debería asegurarse de estar planteando desafíos lo suficientemente exigentes para los jugadores más habilidosos, sin ignorar a aquellos con un menor nivel de habilidad.

La evaluación del equipo constituirá el fundamento para medir el éxito general del grupo, lo cual será las mejoras que el equipo logre.

Tal como John Wooden nos recuerda: “El éxito proviene de saber que usted hizo lo máximo para llegar a ser lo mejor que es capaz de ser”.

Definir objetivos y establecer prioridades

Los objetivos del plan deberían ser SMART (por sus siglas en inglés):

Specific (Específicos):

Deben referirse a áreas específicas (p. ej., estrategias defensivas u ofensivas), no solamente “derrotas y victorias”.

Measurable {Mensurables):

Es necesario definir de qué manera se medirán los objetivos, lo que también ayuda a ver el progreso a lo largo del camino.

Achievable (Alcanzables):

Los objetivos deberían plantear un desafío para ser motivadores.

Realistic (Realistas):         

Es aquí donde el calendario cobra gran importancia: la cantidad de tiempo que el entrenador tenga con el equipo afectará lo que podrá lograrse durante ese período.

Timely (Oportunas):          

También es importante indicar cuándo se lograrán los objetivos, ya que esto ayudará a llevar un control del progreso a lo largo del plan.

El plan podría establecer metas que tengan una proyección a largo, mediano o corto plazo. Las metas a largo plazo podrían ir más allá de la temporada en curso, y podría haber muchas metas "a corto plazo" que se actualicen constantemente a medida que se logran mejores resultados. Por ejemplo, en lo relacionado con la estructura defensiva del equipo:

Habilidad: Defensa del equipo

Nivel de habilidad actual

Lograr para Semana 4

Lograr para el final de la temporada

Lograr para la próxima temporada

  • Entender las responsabilidades 1x1
  • Sin concepto de "ayuda"
  • Entender las posiciones básicas
  • Correr a toda velocidad hacia la línea de división
  • Saltar hacia el balón
  • “Ayuda y recuperación” para presionar a los dribladores
  • Rotación para detener las penetraciones
  • Rotación “ayuda al ayudante”
  • Dos contra uno para zonas de poste y esquinas
  • Extender la defensa para atrapar primer pase a través de la zona central

Al planificar la progresión de habilidades, el entrenador no debería avanzar hacia un concepto más complejo si aún no se ha entendido bien un concepto anterior. Sin embargo, podrá avanzar hacia el concepto más complejo aun si el equipo todavía no es "perfecto" en la ejecución del concepto anterior. Podrá seguir practicando ambos conceptos mientras refina uno y aprende el otro.

Es un error común de algunos entrenadores no presentar el concepto más complejo con suficiente tiempo de anticipación, y el resultado de esto puede ser llegar al final de la temporada sin haber cubierto todos los puntos que querían cubrir. Definir con claridad los plazos del plan puede ayudar al entrenador a evitar este error.

Los entrenadores deberían recordar las varias etapas del aprendizaje y adaptar las actividades en consecuencia. En un concepto más básico, el equipo podría ser "inconscientemente competente" y ser "inconscientemente incompetente" en un concepto más avanzado. Ambos conceptos pueden practicarse, a pesar de que las actividades deberán ser distintas.

No todos los objetivos tienen el mismo nivel de importancia, y el entrenador debería definir la prioridad de cada uno para luego dedicar más tiempo a aquellos considerados esenciales. Sin embargo, nuevamente podría ser un error dedicar demasiado tiempo a dichos objetivos, ya que eso se haría a expensas de otras prioridades del plan.

Comunicar el plan

El plan de un entrenador no tendrá éxito a menos que los jugadores estén convencidos de su éxito, es decir, que crean que es alcanzable y que vale la pena dar los pasos necesarios para lograr los objetivos que el plan define. En consecuencia, el entrenador no sólo debe desarrollar el plan, sino que debe comunicarlo.

Esto puede lograrse a través de varios medios, tales como:

  • reuniones con los jugadores/padres para hablar sobre el plan;
  • reuniones con los administradores del club para hablar sobre el plan y definir lo que el entrenador necesitará de ellos;
  • manifestar los "objetivos" de cada sesión de práctica y vincularlos con los objetivos generales del plan.

No existe ningún secreto universal en cuanto a la mejor manera de comunicar el plan, pero lo cierto es que si no se comunica el plan está destinado a fracasar.

Poner en práctica el plan

La gran cantidad de actividades que el entrenador de un equipo debe llevar adelante en ocasiones podría parecer abrumadora, y puede ser difícil definir dónde empezar. Sin embargo, la mejor manera de empezar es, simplemente, empezar.

Modificar el plan

El entrenador debería revisar su plan de forma regular. Cada práctica y cada partido brindan una oportunidad de evaluar el progreso del equipo hacia los objetivos del plan. También puede ser útil hacer que un colega asista a una práctica o un partido y dé su opinión sobre las áreas en las que el equipo ha progresado.

Dichas revisiones podrían indicar que el equipo está progresando más rápidamente o más lentamente que lo que el entrenador inicialmente había estimado, lo que podría hacer necesario modificar el plan. De manera similar, podría haber factores externos que exijan modificar el plan. Por ejemplo, el equipo podría enfrentarse a defensas en zona en los primeros partidos, sin que el entrenador haya planificado hablar sobre principios ofensivos contra una defensa de ese tipo hasta más adelante en la temporada, pero ahora podría querer presentar el tema antes.

El entrenador también debería evaluar el plan de final de la temporada para definir cuáles fueron los éxitos del equipo y en qué áreas debe mejorar. En el caso de los equipos juveniles, podría darse el caso de que el entrenador no esté con el equipo para la siguiente competencia, o de que los jugadores del equipo cambien. Sin embargo, el plan puede ser el fundamento para el año siguiente, y la revisión puede extender o "transferir" el plan al año siguiente, con un nuevo punto de comienzo y nuevos objetivos.

Los entrenadores dentro de un club deberían compartir esta información sobre equipos y jugadores para ayudar a lograr sus objetivos de desarrollo a largo plazo.

Reflexionar sobre el plan

Además de revisar los aspectos específicos del plan, el entrenador debería dedicar un tiempo al final de la temporada para reflexionar sobre el plan y el proceso de planificación. Al hacer esto, debería tomar en cuenta los siguientes aspectos:

  • ¿Cuán precisa fue su evaluación del equipo? ¿Fueron los objetivos planteados para el equipo demasiado, o muy poco, desafiantes?
  • ¿Tuvo a su disposición los recursos que necesitó? ¿Qué otros recursos se necesitarían, y cómo puede obtenerse? ¿Se dio suficiente guía a los entrenadores asistentes y gerentes?
  • ¿Hubo factores no tenidos en cuenta en la preparación del plan que deberían considerarse para el siguiente plan?
  • ¿Contó el plan con el apoyo necesario? ¿Logró convencer a los jugadores de la importancia del plan? ¿Podría el entrenador haber comunicado el plan de una mejor manera?

Nuevamente, pedir retroalimentación de jugadores, padres o colegas puede ayudar a hacer esta reflexión. Lo que es más importante, al hacer esta reflexión el entrenador debería tomarse tiempo para establecer qué fue lo que salió bien y qué logros tuvo el equipo.