4.1 El punto de partida del entrenador

Un aspecto fundamental del entrenamiento es generar oportunidades de práctica y competencia que permitan que los atletas alcancen los objetivos que desean. Una de las funciones más importantes del entrenador es guiar a los atletas hacia la mejora en contextos deportivos, sobre la base de las metas, necesidades y etapas de desarrollo de cada uno...
La eficacia del entrenamiento se mide por la frecuencia con que los atletas y equipos obtienen resultados positivos, una noción de la cual el éxito competitivo es sólo uno de los aspectos. De hecho, un entrenador que unifica a un grupo para la consecución de un fin común o que enseña habilidades de participación para la vida tiene tanto éxito como el entrenador que gana el título de la liga. 5

¿Qué tipo de equipo entrenaré?

Es muy importante que el entrenador se tome el tiempo necesario para entender qué tipo de equipo estará entrenando, para lo cual las siguientes preguntas son útiles:

  • ¿Es un equipo de mini básquetbol? ¿Un equipo de niños? ¿Es un equipo compuesto por jugadores jóvenes prometedores? ¿Es un equipo de élite de primera clase?
  • ¿A qué tipo de organización pertenece el equipo? ¿Se trata de un equipo escolar? ¿El equipo de un club? ¿De qué tipo de escuela o club se trata?
  • ¿Cuán buenos son los jugadores? ¿Hace cuánto tiempo que practican el deporte? ¿Qué potencial tienen?
  • ¿Cuál es el objetivo de los jugadores al jugar? ¿Lo hacen para divertirse? ¿Para pasar tiempo con amigos? ¿Para aprender a jugar al básquetbol y mejorar?

Las respuestas a estas preguntas ayudarán al entrenador a entender el contexto del equipo, lo cual le permitirá evitar errores que puedan surgir cuando el entrenador o los jugadores (o sus padres) tienen expectativas diferentes para el equipo.

Una vez que el entrenador entiende el tipo de equipo que entrenará, es importante que le comunique sus expectativas. Cuando se trata de entrenadores de niños pequeños, también es necesario comunicarse con los padres.

Un entrenador de jugadores jóvenes tiene la responsabilidad de contribuir al desarrollo general de cada jugador, tanto en lo deportivo como en otros aspectos de su vida, lo que implica valerse de un enfoque holístico. El entrenador no debería tener una visión cortoplacista sobre los logros.

Sobre la base de todo lo anterior, los entrenadores deberían establecer objetivos generales que reflejen las características del equipo en particular y las de sus jugadores con sus motivaciones específicas.

Por ejemplo, un entrenador de un equipo escolar de mini básquetbol (jugadores de 9 o 10 años) podría tomar en cuenta lo siguiente:

  • Que todos los jugadores tengan la misma oportunidad de participar en los partidos.
  • Para algunos jugadores será la primera vez que juegan; algunos habrán estado jugando por un año, y en general el nivel de habilidad será bajo.
  • Algunos jugadores tendrán buenas habilidades básicas de movimiento (correr, saltar, etc.), mientras que otros no las tendrán, y el nivel de aptitud física de los jugadores podría variar considerablemente.
  • La principal prioridad del entrenador será contribuir al desarrollo de estos niños como personas, lo que implica que desarrollen buenas actitudes de deportividad y optimismo.
  • Por lo tanto, los objetivos generales que podría fijarse el entrenador podrían ser:
    • que los niños se diviertan,
    • que mejoren su nivel de desarrollo físico,
    • que adquieran determinados valores (trabajo en equipo, respeto por el semejante, etc.),
    • que trabajen para mejorar los aspectos básicos del básquetbol (botes, pases, etc.),
    • que la medida del éxito sea la mejora de esas habilidades (grupales e individuales) y la demostración de esas habilidades durante los partidos.
5 Marco Internacional de Entrenamiento Deportivo versión 1.2, Cinética Humana, p. 13-14.