Ganar no debería ser el objetivo fundamental. Por el contrario, los jugadores deberían aprender a ser buenos deportistas, respetar las reglas del juego, a los árbitros y al equipo rival, y dar lo mejor de sí. Es más, ¡el énfasis debería estar en divertirse! Para hacer que las actividades sean divertidas, el entrenador también debe divertirse. Los niños se divierten cuando:
  • están con amigos;
  • se están moviendo, no escuchando o mirando al entrenador por largos períodos;
  • están aprendiendo cosas nuevas.
Con respecto al aprendizaje, es importante que las actividades estén a un nivel que los niños sepan que pueden alcanzar, es decir, lo suficientemente cerca de su nivel de habilidades. No dedicar demasiado tiempo a la misma actividad también ayudará a mantener el interés de los jugadores. Los entrenadores deben evitar dictar en todo momento la forma exacta de hacer las cosas, y en lugar de eso deben describir qué es lo que quieren y dejar que los niños exploren formas de hacerlo. Un ejemplo sería decir a los niños que lancen el balón al aire y lo atrapen detrás de la espalda. Aun si el entrenador no puede hacerlo, puede describir el ejercicio y los niños se divertirán intentándolo. Este enfoque también es útil para enseñar las habilidades del deporte; por ejemplo, cuando se le dice a los jugadores que lancen el balón tan alto como puedan al tirar a la canasta. Otros puntos específicos como "finalizar el tiro" o "codo para arriba" pueden enseñarse en una etapa posterior. Pedir a los jugadores que tiren el balón lo más alto posible los ayudará a desarrollar la habilidad de empujar naturalmente hacia arriba y levantar el arco del tiro.

Entrenamiento de niños de 5 a 7 años

A la edad de entre 5 y 7 años, las habilidades sensoriales y perceptivas de los niños tampoco están desarrolladas. Determinados patrones fundamentales de movimiento (saltar, cambiar de dirección, correr, etc.) deben desarrollarse a través de juegos corporales y frecuentemente con distintos equipamientos. Los balones de tamaño 3 o 5 son ideales, y aros de 6' a 8' hacen que el deporte sea más accesible. Cuantas más acciones y movimientos se introduzcan, más mejorarán las habilidades motoras del niño. Los juegos y ejercicios deben presentarse de forma genérica, haciendo preguntas a los jugadores del tipo: "¿A ver quién puede tocar a la mayor cantidad de jugadores?" No es necesario que los juegos repliquen las reglas del básquetbol, y existen muchos juegos divertidos (que ayudan a desarrollar habilidades tales como el cambio de dirección) que no involucran ni balones ni aros. El entrenamiento debe desarrollarse en un clima tranquilo y relajado, y la seguridad debe ser la máxima prioridad. Los niños deben ser sus propios "guías" en sus descubrimientos, no "ejercitados" de manera repetitiva y monótona. La música ayuda mucho y puede facilitar el aprendizaje. A pesar de que podrá haber "ganadores" en las actividades, la prioridad no debería ser ganar, sino divertirse y desarrollar nuevas habilidades. El "éxito" debe definirse como lograr hacer algo que no se podía hacer antes. En esta edad, debería evitarse a toda costa enseñar de forma analítica los fundamentos del básquetbol; por el contrario, deberían utilizarse juegos que involucren habilidades tales como:
  • Correr
  • Saltar
  • Cambiar de dirección
  • Lanzar y atrapar, etc.